El mismo cuerpo gelatinoso de las medusas, sifonóforos, ctenóforos, taliáceos y otros contribuye a la flotación, ya que existe una exclusión de iones pesados en los tejidos (sulfatos por ejemplo) reemplazados por iones ligeros (cloruros). Otra ayuda a la flotación son las gotas de grasa que ayudan al disminuir el peso específico, y además son sustancias de reserva.

El color del cuerpo también se considera una adaptación a la vida pelágica. Muchos organismos tienen colores protectores para escapar de sus enemigos. Desde la homocromía, color igual al del ambiente hasta la transparencia, que es la ausencia de color, factores ambos favorables para escapar de los predadores. Los animales transparentes son casi invisibles, y son muy comunes en el plancton como las medusas, quetognatos, salpas, copépodos, etc.

La clasificación de Radiolaria está basada, casi exclusivamente, en el esqueleto de estos plancteres. Este se presenta en casi todas las especies, las cuales oscilan entre 50 y 250 micras, aunque excepcionalmente pueden alcanzar las 450 micras. Son organismos exclusivamente marinos, planctónicos y de vida solitaria, con excepción de unas pocas formas coloniales.

El número total de Foraminífera actuales y fósiles es alrededor de 40.000, es decir, aproximadamente 2,5% de todos los animales conocidos desde el Cámbrico hasta el reciente. Según su forma de vida, los Foraminíferos pueden ser divididos en dos tipos, bentónicos (que habitan el fondo marino) y planctónicos (los que viven en suspensión en la columna de agua). Los Foraminíferos planctónicos son exclusivamente marinos, de vida solitaria, jamás encontrados en aguas continentales ni en aguas salobres.