El huracán «Wilma» impactará a mediodía de hoy en la zona más turística del Caribe mexicano, entre los estados de Quintana Roo y Yucatán, lo que ha motivado la evacuación y desplazamiento a zonas seguras de decenas de miles de personas.
A las 12.00 hora local (17.00 GMT) se espera que el imponente «Wilma», convertido en un huracán de categoría 4, de un máximo de 5 en la escala Saffir-Simpson, toque tierra en la isla de Cozumel, prácticamente evacuada en su totalidad, y que una hora después llegue a un punto cercano a Cancún, cuyos hoteles han quedado desiertos.
Anoche, el presidente Vicente Fox emitió un llamamiento urgente a la población y a los equipos de Protección Civil y emergencia para que se centren en «proteger la vida» de las personas ante la cercanía del Wilma, la vigésimo primera tormenta tropical de la temporada, devenida en el duodécimo ciclón en la costa Atlántica.
En una videoconferencia, el mandatario habló con los gobernadores de los dos estados por donde hoy pasará Wilma, Patricio Patrón, en Yucatán, y Félix González Canto, en Quintana Roo, quienes se mostraron cautos pero optimistas ante el inminente impacto del huracán.
«Ya estamos preparados para afrontar a 'Wilma' en lo que humanamente es posible. Hemos realizado ya todo lo que Protección Civil señala que es necesario hacer y nos sentimos capaces, con la experiencia, con la gente necesaria, para afrontar este reto que significa el impacto de este meteoro», explicó el primero de ellos.
González Canto, por su parte, trató de tranquilizar a los mexicanos y extranjeros que visitan su estado, el primero que tocará Wilma si se mantiene su ruta hacia tierra.
«La gente de Quintana Roo y los miles de visitantes que todavía permanecen en el estado van a estar bien, están en refugios, en edificios muy bien resguardados que han pasado todos los filtros y revisiones de Protección Civil estatal y de los municipios», señaló.
A la población en Cozumel, hacia donde se dirige «Wilma», se le ha recomendado «no salir a la calle hasta el sábado por la mañana», indicó el gobernador, quien emitió una advertencia especial.
De gran magnitud
«Es muy importante que la gente sepa (...) que el ojo del huracán es muy grande. Son 75 kilómetros de diámetro, y esto pudiera generar que en estas seis o siete horas de calma aparente, la gente se confunda», indicó González Canto.
En la zona son ya decenas de miles de turistas, entre ellos más de 4.000 españoles, los que han tenido que cambiar las playas y el sol por unas vacaciones que pocos imaginaron.
José Ventura, español, reconocía resignado que no se imaginó antes de salir de su país que tendría que huir a un refugio durante la celebración de sus bodas de plata en la costa mexicana.
Admitió que no se percató para la elección de su destino de que en esta época del año la temporada de huracanes en México da sus últimos coletazos.
Cancún, corazón turístico de la zona, cuya área hotelera fue totalmente evacuada ayer, ha recibido ya 35.000 despensas de emergencia para asistir a los desalojados y tiene 15.000 más listas para su envío.
En total, en los dos estados más susceptibles de recibir el efecto de Wilma hay casi 2.200 albergues con capacidad para acoger a 251.000 personas, indicó el secretario de Gobernación (Interior), Carlos Abascal.
Por otra parte, el director de la Cruz Roja en Cancún, Carlos Portugal, señaló que el personal de la institución se mantendrá a resguardo toda la noche para evitar el efecto de vientos superiores a los 260 kilómetros por hora que lleva aparejados Wilma.
La empresa pública Petróleos Mexicanos (Pemex), que extrae crudo del lecho del Golfo de México, informó de que cuenta con un grupo de expertos en sesión permanente que analiza las condiciones del huracán.
El subgerente de información de la compañía, Eduardo Marín, dijo que espera que Wilma no afecte a las operaciones de la compañía.
«Hasta el momento, el huracán no se dirige a la zona del Golfo de México donde están las plataformas petroleras, por ahora las condiciones meteorológicas en esta región son buenas», dijo Marín.
Los especialistas de Pemex siguen de cerca «cualquier cambio sobre la trayectoria o consecuencias del huracán», y evaluarán la toma de decisiones en caso de que se presente algún riesgo, lo que no ha sucedido hasta ahora.
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