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El queso no es amigo del excesivo calor, pero tampoco del frío excesivo. Puede guardarlo en la nevera si se atiene a estas dos reglas: envuelva cada pieza en su papel de plástico correspondiente y almacénelo en el cajón de las verduras. De todos modos es aconsejable sacarlo a que se temple a temperatura ambiente una media hora antes de servirlo (2 horas para los quesos duros), quitándole el envoltorio. De esta forma recuperará su aroma y su tacto. |
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